¡Con nuestro pan NO!

El 11 de mayo de 2022 el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a través de la Resolución 27/2022 de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional, autorizó a la empresa titular del trigo HB4 a comercializar semillas, productos y subproductos de esta, y de toda la progenie derivada del cruzamiento de este material y otros trigos no transgénicos. Así, Argentina se convierte en el primer país del mundo en aprobar un trigo transgénico. Estamos cada vez más cerca de consumir alimentos elaborados con esta harina.

La firma de esta resolución se da en el contexto de aprobación de la importación de harina y derivados de trigo transgénico, en Brasil, Australia y Nueva Zelanda, y la aprobación en China de la soja HB4. 

El trigo transgénico autorizado es denominado HB4 (trigo IND-ØØ412-7) y presenta dos características: resistencia a la sequía y tolerancia al herbicida glufosinato de amonio.

El contexto de crisis climática, pandemia y conflicto armado en Ucrania es usado como excusa para avanzar con esta liberación comercial. La propuesta de solución de problemas productivos no es consistente, especialmente si tenemos en cuenta los muy malos rendimientos que tuvo el trigo HB4 en 2021, publicados en un informe del INASE  (Instituto Nacional de Semillas) 

Esta autorización significa un avance del agronegocio sobre la alimentación y la agricultura de nuestros pueblos. Viene de la mano de la presión para la modificación de la ley de semillas, como lo han manifestado el Ministro Julián Domínguez y representantes de la empresa Bioceres, en el sentido de la privatización. No vamos a aceptar esas presiones. Nuestra obligación, una vez más, es denunciar y resistir estos intentos privatizadores, por todas las vías posibles.

Presentamos una breve síntesis de los motivos del rechazo a este trigo transgénico desde las muchas vertientes que nos obligan a decir ¡Con nuestro pan NO!

*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email. Cada una de las adhesiones será enviada en forma de petición al Ministro Julián Domínguez para que se entere que no queremos ni necesitamos el trigo HB4.

¡Con nuestro pan NO!

Estimado Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, las organizaciones abajo firmantes decimos ¡No al Trigo transgénico HB4!

Las organizaciones y personas abajo firmantes hemos elaborado este documento que expresa una breve síntesis con los motivos del rechazo a este trigo transgénico desde las muchas vertientes que nos obligan a decir ¡Con nuestro pan NO!

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Carta abierta a la empresa Havanna

Enviale esta carta a los directivos de la empresa Havanna para que den marcha atrás al acuerdo con Bioceres por el trigo HB4 resistente a glufosinato de amonio.

Carta abierta a la empresa Havanna

Estimadxs Havanna,

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Estimadxs Havanna, 

Después de una semana de que la campaña #ChauHavanna sea conversación en redes sociales, medios y mesas argentinas, queremos acercarles una reflexión.

Compartimos el contexto global con ustedes: estamos en emergencia climática y ecológica, y el sistema agroalimentario debe rediseñarse a este contexto. Están en lo correcto cuando dicen que la ciudadanía demanda cada vez más, alimentos que consideren prácticas amigables y regenerativas con el ambiente. ¡Acá estamos!

Ahora, si su preocupación realmente es esta, lamentamos decirles que la evidencia empírica en nuestro país demuestra que los transgénicos con tolerancia a plaguicidas NO son la solución. Desde que apareció en 1996 la soja transgénica tolerante al Glifosato y posteriormente el maíz transgénico, el consumo de plaguicidas pasó de 30 millones de litros a 500 millones de litros en la actualidad. A su vez, se deforestaron más de 10 millones de hectáreas de bosque nativo. 

Queridos productores del alfajor insignia de nuestro país, los y las ciudadanas, los y las consumidores de toda la vida del alfajor con dulce de leche que ustedes producen, les decimos que por acá NO es el camino.

Pero no se preocupen. Hay otro camino posible y factible.

Un sistema de producción que regenera y capta carbono en los suelos, que no usa plaguicidas y que produce alimentos saludables y nutritivos. 

La agroecología. 

Les preguntamos entonces: si están realmente preocupados por el ambiente, en vez de promover un trigo tolerante al glufosinato de amonio que nadie quiere, ¿por qué no promueven el cultivo de un trigo sin plaguicidas, como vienen demostrando miles de agricultores agroecológicos en Argentina y en el mundo? 

Hay muchas historias exitosas de productores y productoras de trigo agroecológico en nuestro país que esperemos les ayuden a reconsiderar esta decisión.

El Inta Barrow demostró que el trigo es rentable en el modelo agroecológico. Lo mismo viene demostrando el INTA Oliveros.

En el municipio de Guaminí se cultivan más de 5000 hectáreas de cultivos agroecológicos, en donde el trigo agroecológico es molido en harina para el pueblo.

Por toda la Argentina son cientos de agricultores y agricultoras que cultivan trigo siguiendo los principios agroecológicos sin usar plaguicidas y recuperando la fertilidad del suelo (siendo más resilientes a las sequías). Les compartimos algunos: Trigo LimpioDon PaisaRama NegraP.A.C.A.Monte CalladoLa PermanenciaFincas El ParaísoLa PachitaCampo ClaroEl RobleSentido ComúnBapan La FlorindaMolino Mayal

Esperamos que vuelvan para atrás con su acuerdo con Bioceres.

Abrazo de alfajor,
Consumidores y consumidoras Havanna
Pd: va un temazo que hicimos para ustedes.

No a la prórroga ni a una nueva Ley de promoción de “biocombustibles”

Los sectores de poder en el terreno de la energía y el agronegocio disputan en estos momentos la renta que proviene de la producción de agrocombustibles a partir del próximo vencimiento de la Ley vigente en el mes de mayo. Así es que los sectores del agronegocio proponen que la Ley sea prorrogada hasta el año 2024; mientras que el sector petrolero impulsa una nueva ley que les otorgue mayor participación en este negocio multimillonario.

Desde varias provincias argentinas ligadas a los intereses del agronegocio se está presionando para que el 25 de marzo se trate la prórroga de esta ley.

Las organizaciones firmantes nos oponemos a dicha prórroga o la aprobación de una nueva ley pues la misma será un incentivo más para que continúe profundizándose el modelo de agronegocio que tanto daño ha causado las últimas décadas.

*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email.

No a la prórroga ni a una nueva Ley de promoción de “biocombustibles”

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Propuestas para una producción porcina sustentable: no a las megagranjas para China

#BastadeFalsasSoluciones

Somos más de 30 mil pequeños y medianos productores familiares que no aparecemos en las estadísticas comerciales porque suelen medir sólo mercancías y capital y no ciudadanos y alimentos. No somos de Subsistencia, sino de Resistencia a las sucesivas políticas orientadas a profundizar la concentración económica y expulsión de los de menor escala, que se vienen aplicando casi sin interrupción en los últimos 44 años.

La factibilidad de criar cerdos en condiciones de bienestar animal y con respeto del ambiente, es una ventaja que solo tenemos los criaderos de pequeña y mediana escala y eso nos permitiría obtener el tipo de producto diferenciado de la carne de megagranjas porcinas que los consumidores del mundo están desconfiando cada día más y que en un plazo no muy lejano se dejará de consumir, a pesar de su precio “barato”.

Para poner en marcha toda esta potencialidad se necesita crear un Programa Nacional de Promoción de la Producción Porcina (PNPPP) y en simultáneo estructurar un Ente Argentino para la Comercialización de la Carne Porcina (EACCP) que genere las condiciones logísticas, financieras y técnicas para impulsar la producción y exportación, hacer acuerdos comerciales con otros países y hacerse cargo de la comercialización exterior del producto.

Leé la propuesta completa en LEER LA PETICIÓN y apoyanos con tu firma* en:

Propuestas para una producción porcina sustentable: no a las megagranjas para China

Algunos considerandos previos:

La inmensa demanda insatisfecha de carne porcina que tiene china (20 millones de TT/año), a partir de su problema con la Peste Porcina Africana, no podrá ser atendida por ningún país o territorio del mundo, al menos en el corto plazo. Sobre todo, porque las opciones de incremento de producción son mediante sistemas confinados de gran escala y estos están fuertemente cuestionados por su impacto ambiental negativo y el destrato animal.

Quien más rápido logrará cubrir esa demanda, será al fin la propia producción China, cuando se recupere del daño causado por la enfermedad, si finalmente logra superarla. Y si fuera así, en un plazo de 3 a 5 años, comenzará a disminuir su importación, hasta concluirla o hacerla ínfima en 7 o 9 años.

Aquella demanda que se satisfaga con exactamente el mismo producto que produce China, inmediatamente recupere su producción, quedará marginado de su mercado o a un precio muy ajustado. Es decir que la única forma de incorporar un producto que luego no se quede sin demanda, sería ofrecer un producto diferenciado que ingrese por la demanda, pero luego China no pueda reemplazarlo con producción propia.

La gran ventaja comparativa que tiene Argentina para aspirar a ocupar parte de ese mercado no es solo la gran oferta de granos “baratos”, sino la existencia de miles de productores familiares que tienen la experticia para producir alternativamente y los cientos de técnicos de terreno distribuidos por una amplia geografía, décadas de abundante acumulación de conocimientos mediante la investigación de INTA y Universidades sobre el tema, mucha infraestructura ociosa desarrollada entre 15 y 5 años atrás, y todo esto en medio de un status sanitario que tienen pocos lugares del planeta.

La propuesta:

Somos más de 30.000 pequeños y medianos productores (familiares) que poseemos más de la mitad, de las más de 400.000 cerdas madres que dispone Argentina. Los cuales mayoritariamente no aparecemos en las estadísticas comerciales porque en general miden mercancías y capital y no ciudadanos y alimentos. No somos de Subsistencia, sino de Resistencia a las sucesivas políticas orientadas a profundizar la concentración económica y expulsión de los de menor escala, que se vienen aplicando casi sin interrupción en los últimos 44 años.

Tampoco somos todos los que deberíamos ser, porque muchos colegas no pudieron resistir tanto despojo económico mediante mercado (con industria cartelizada) y Estado distraído, que permitió históricamente la manipulación de los precios, mediante la importación estratégica de la agroindustria y generó un patrón de impuestos regresivos.

Argentina cuenta hoy con: Nuestra voluntad de trabajo y los conocimientos generales de la actividad y gestión que nos ha dado la experiencia y las capacitaciones que hemos recibido en miles de Grupos de Cambio Rural y de proyectos de la Secretaría de Agricultura Familiar (en sus distintas etapas). También cuenta con cantidades de agentes de INTA en todo el país, con los técnicos de la Secretaria de Agricultura familiar (a pesar de su reducción), con técnicos de agencias provinciales, las cuantiosas experiencias de emprendimientos porcinos realizados durante los años 2005 a 2014. En los cuales el Estado invirtió mucho dinero, en forma de capacitaciones, subsidios y créditos a pequeños productores, pero que en general terminaron fracasando porque no se modificó la política económica de mercado liberado al poder de la agroindustria concentrada.

Para poner en marcha toda esta potencialidad se necesita crear un Programa Nacional de Promoción de la Producción Porcina (PNPPP), con el propósito de incrementar la producción destinada a cubrir la mayor proporción posible de la demanda de China. Coordinado por el Estado, con participación activa en diseño y ejecución de los Productores, técnicos, investigadores que trabajan en el sector cooperativas y pymes (que van desde el acopio hasta los frigoríficos) y consumidores consientes. Todos estos actores ya tienen una capacitación inicial suficiente y gran parte de los medios están disponibles y subutilizados, por lo cual en un tiempo más que breve se puede articular y poner en marcha.

En simultáneo estructurar un Ente Argentino para la Comercialización de la Carne Porcina (EACCP): El cuál debe generar las condiciones logísticas, financieras y técnicas para impulsar la producción y exportación, hacer acuerdos comerciales con otros países y hacerse cargo de la comercialización exterior del producto. Haciéndolo en cooperación con actores del Sector Secundario del Complejo Porcino, que estén dispuestos a sumarse a un proyecto nacional, que les reporte beneficios acordes a su trabajo y también articulada con la Cámara Porcina que está en creación.

Las condiciones contextuales que necesitamos, para expandir nuestra producción, los más de 30.000 productores familiares que hoy estamos en la actividad, más la suma de otros 10 o 15 mil que hubieran dejado la actividad en estos años o personas que quisieran iniciarse en la producción porcina (sobre todo en provincias donde no se registra un alto número de productores en la actualidad) son: Financiamiento para alimentos en el primer año e infraestructura, Apoyo a la organización de grupos colaborativos y de capacitación (Tipo cambio Rural) y a la creación de cooperativas de comercialización, Impulso a PyMES que participan de los Sectores Industrial (sobre todo en territorios donde haya crecido o vaya a crecer la producción porcina y no haya infraestructura suficiente), Servicios y Paraagroalimentario, Apoyo a las instituciones de respaldo técnico científico para la producción y tener garantizado un precio mínimo sostén por al menos 4 años de un valor no inferior a 9 kgs de maíz el Kg de cerdo en pie en origen, hasta las primeras 100 TT de carne/año de cada productor.

Contando con el mencionado contexto político y puesto en marcha las organizaciones planteadas, en un año, podemos triplicar el número de madres que disponemos y al segundo año tener un excedente de 300.000 TT para exportar. Solamente de éste programa, más lo que pudieran aportar los productores de mayor escala, con la estrategia que se den.

Al tercer año podríamos disponer de más de 1 millón de madres en manos de los “productores familiares” y mejorando la eficiencia técnica llegar al 1.200.000 TT con 40 a 45.000 productores que tengamos entre 25 a 30 madres de promedio, cuya producción la haríamos mediante sistemas preponderantemente al “aire libre”, con baja inversión en capital y alta eficiencia productiva, basada en la capacitación de los productores.

La factibilidad de criar cerdos en condiciones de bienestar animal y con respeto del ambiente, es una ventaja que solo tenemos los criaderos de pequeña y mediana escala y eso nos permitiría obtener el tipo de producto diferenciado de la carne de megagranjas porcinas que los consumidores del mundo están desconfiando cada día más y que en un plazo no muy lejano se dejará de consumir, a pesar de su precio “barato”. El hecho de disponer un producto diferenciado, permite pensar incluso en seguir creciendo en la exportación a China hasta después que ellos recuperen sus piaras, que es otra diferencia significativa con respecto al producto “industrial” de las megagranjas que no tiene futuro después de la recomposición de stock de China.

Además, por nuestra lógica productiva, gran parte de los alimentos de estos cerdos (sobre todo reproductores) será mediante: Pastoreo, Recupero de “perdidas de cosecha”, Subproductos de industria alimentaria, Rechazo de producciones frutihorticolas, etc. balanceados con otros insumos que le garanticen la calidad nutricional adecuada a los animales. De ésta manera se disminuiría la cantidad de alimentos de calidad para consumo humano, que se le da a los porcinos, lo cual constituye un dilema ético en un mundo donde 800 millones de personas pasan hambre.

Así también la cría, con preponderancia de etapas al aire libre, no solo ofrece un producto de mejor calidad para la salud humana, sino que además tiene un efecto ambiental positivo dado que los residuos de los animales se distribuyen en las parcelas agrícolas. Y eso reportará en mejores niveles productivos de las tierras, sin despilfarro energético en fertilizantes o mecanismos de esparcimiento de efluentes.

Para este volumen productivo inicial no hace falta mayores inversiones, más allá del financiamiento inicial de insumos alimentarios, lo cual tampoco se necesita hacer con dinero, porque se puede hacer mediante financiamiento de los propios productores de granos. Y hay suficiente infraestructura ociosa para la etapa inicial o se construye/ repara con mano de obra familiar que hoy está subocupada.

Este sistema de crianza “criticado por baja eficiencia técnica” tiene alto uso de mano de obra que es una de las principales problemática del país. Se requiere de 1 trabajador cada 25 o 30 madres, porque se eficientiza el capital, en cambio las Megagranjas, eficientizan la mano de obra y solo requieren 1 trabajador cada 100 madres. Lo cual logran haciendo fuertes inversiones de capital en mecanización, alto gasto de energía fósil, insumos farmacológicos, uso de alimentos que podrían ser usados por humanos y estrés animal por hacinamiento. Lo que concluye en un producto que está generando rechazo en todos los consumidores del mundo que tienen la posibilidad de evitarlo.

Igualmente está “forma” familiar de producción constituye en sí misma una generación y distribución de riquezas, rompiendo con el esquema absurdo de la agricultura concentrada que en la medida que profundiza la concentración de riquezas hay que aumentar los impuestos para atender las necesidades de la gente que es marginada del trabajo.

En el sentido de la huella ecológica de agua, estos sistemas son positivos dado que no despilfarran agua y como la mayoría de los establecimientos ya están funcionando, ya se tiene resuelta la fuente de provisión y almacenamiento.

Con la cantidad de agentes técnicos capacitados de las entidades públicas mencionados, más los independientes, existe factibilidad técnica para aplicar inseminación artificial a una importante proporción de las cerdas “madres de madres” y de esa manera avanzar rápidamente en la calidad magra para la exportación. Todos estos conocimientos se difundieron fuertemente en el período mencionado 2005-2014, por toda la geografía del país, por lo cual retomarlo ahora sería algo relativamente sencillo.

El ente de comercialización EACCP en principio no necesita hacer grandes inversiones iníciales, dado que la capacidad ociosa de los frigoríficos porcinos es suficientemente amplia para atender la producción hasta los 2 primeros años. Si tal vez deba reforzar logística en las provincias que no se disponga de suficiente infraestructura.

Si se deberá hacer un fuerte esfuerzo en la cuestión logística para garantizar la disponibilidad de insumos de alimentos en las regiones extra pampeanas, sumado a todos los aspectos relacionados al transporte de carne procesada o animales en pie, hasta que se desarrollen frigoríficos y cámaras de frio donde no las haya.

Seguramente la exportación de carne deberá plantearse en cortes libres de hueso que permita homogeneizar la inmensa diversidad genética, pero nada importante si se hacen acuerdos con sectores que tienen gran necesidad de ese producto. Incluso se puede certificar calidad de animales criados en condiciones dignas, libres de estrés y antibióticos y anabólicos permanentes.

Este producto diferenciado producto de una crianza sustentable, también contará con el apoyo de los consumidores consientes del país y se podrá también pensar en la sustitución de carne vacuna para incrementar el saldo exportable de ésta ya que tiene mayor aceptación a nivel mundial y una denominación de origen muy fuerte.

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*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email.

FECOFE – MNCI-ST – UTT – FNC

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No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias

La actual pandemia por Covid-19 que tiene en vilo a toda la humanidad está estrechamente vinculada a cuestiones socioambientales y productivas, que están invisibilizadas. Al igual que ocurrió con el ébola, la gripe aviar y la porcina, el SARS y otras zoonosis, se trata de un virus que emergió por alguna de estas causas: hacinar animales para su cría industrial y/o su venta, y desintegrar ecosistemas acercando a las especies entre sí.

En los criaderos industriales, los animales son sometidos a aplicaciones de una cantidad de antibióticos y antivirales para prevenir las enfermedades y engordarlos rápidamente. Por ende, estos centros industriales se convierten en un caldo de cultivo de virus y bacterias resistentes. Una vez que un microorganismo muta, se fortalece y puede provocar nuevas infecciones con daños incalculables. Como consecuencia, hay que tomar medidas como el confinamiento de una gran parte de la población mundial o la matanza de miles de millones de animales.

No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias

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*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email.

Dos años atrás China sufrió un fuerte brote de Peste Porcina Africana (PPA). Este virus -G4 EA H1N1-, altamente contagioso, afecta a los cerdos alterando de muchas formas su vitalidad. Para evitar su propagación en ese país, se estima que se habrían sacrificado aproximadamente entre 180 y 250 millones de cerdos (de modos sumamente crueles como quemarlos o enterrarlos vivos), lo que disminuyó la producción entre un 20% y 50 %.

Hace poco tiempo, la revista científica PNAS publicó sobre el potencial pandémico actual de la gripe Porcina, y su peligrosidad fue advertida también por la Organización Mundial de la Salud: el G4 EA H1N1 podría mutar y resultar infeccioso para los humanos

Erradicar la Gripe Porcina y a la vez garantizar a su población el consumo de esa carne es una preocupación para China. Para alcanzar sus objetivos el gobierno de ese país autorizó a muchas de sus empresas a invertir en otros territorios, y a aumentar las importaciones de carne de cerdo (si bien no fue oficializado en qué cifra, se estima que será al menos un 75% más para este año).

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Alto al extractivismo, la militarización y el despojo de nuestros territorios aprovechando la contingencia y sin ella

«Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos«

Alto al extractivismo, la militarización y el despojo de nuestros territorios aprovechando la contingencia y sin ella

Las organizaciones y personas abajo firmantes hacemos un enérgico llamado a los gobiernos municipales, estatales y el gobierno federal, exigiendo:

1. Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos. Sólo así se estaría respetando la libre determinación que supuestamente está consagrada en la Constitución. No aceptamos entonces su llamada “nueva normalidad”, cuando el momento critico de la Pandemia del Covid-19 aun no ha concluido. Es nuestro propio confinamiento, decidido en nuestros términos, lo que ha permitido que muchas comunidades o municipios estemos libres de la pandemia.

2. Que se apoye incondicionalmente la cultura y la producción milpera, sin restricciones, la producción originaria y campesina con semillas nativas y estrategias agroecológicas, para buscar tener el abasto suficiente en el momento en que los alimentos comiencen a escasear por la crisis alimentaria que se avecina. Los programas de Segalmex, que compran maíces nativos no valoran el trabajo de los campesinos originarios.
Se requieren apoyos claros para que la gente se arraigue en sus comunidades y recupere su producción de autosuficiencia, así como el comercio local de excedentes, como un primer paso para alcanzar la soberanía alimentaria. Que se castigue la especulación, el coyotaje y el desabasto de alimentos.

3. Que se garantice la salud y seguridad social de los pueblos, frente a la privatización y el desmantelamiento del sistema sanitario promovido por el modelo neoliberal. Se garantice la salud integral de los pueblos y el seguro social público, gratuito y universal para todas las mexicanas y los mexicanos. Se garantice el protocolo de cuidados sanitarios de las y los trabajadores agrícolas migrantes.
Se distribuyan y garanticen los insumos para los y las trabajadores de la salud en el sistema público sanitario y se garanticen sus derechos laborales integrales.

4. Que si de verdad les importa la salud de las comunidades y pueblos campesino-indígenas se abstengan de seguir promoviendo, y de hecho frenen el extractivismo (la minería, el fracking, el acaparamiento y contaminación del agua), la servidumbre de paso y ocupación temporal, causantes de la devastación ecológica y el envenenamiento generalizado de nuestro ambiente. Que se cuestione el papel de la producción agroindustrial de alimentos, en particular la producción masiva de puercos, pollos y reses, que son exactamente los focos de infección y proliferación de los virus que están atacando nuestra salud como humanidad. Y son responsables estructurales de generar la pandemia que hoy vivimos en el planeta.
Se debe cancelar toda actividad minera en nuestros territorios. Ni ésta, ni la producción de autopartes, son actividades esenciales.

5. Que se cancele la construcción de infraestructura para los megaproyectos como el Canal Interoceánico y el Tren mal llamado Maya, pues no pueden considerarse actividades esenciales ni prioritarias.

6. Debe quedar claro que las actividades que traen los megaproyectos imponen una situación de asedio y hacinamiento de trabajadoras y trabajadores que contribuye a la difusión de los virus.

7. Les urgimos a que deroguen las leyes que ponen en riesgo nuestros territorios y nuestra vida. nuestros bienes comunes y nuestras culturas. Esas leyes que criminalizan nuestro ser campesino e indígena como la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (Ley Monsanto), la Ley Federal de Variedades Vegetales, la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas, la Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo. Exigimos se le ponga un alto al T-MEC y a la aprobación de regulaciones y convenios que legalizan el despojo en nuestros bienes comunes como el Convenio UPOV 91.

8. Exigimos que se prohíba la introducción, siembra, transporte o reproducción de cultivos transgénicos en todo México.

9. Se deben establecer condiciones claras para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes y en general toda violencia de género.

10. Bajo ninguna circunstancia aceptaremos la militarización de nuestros territorios para resguardar “la nueva normalidad”, al capital extractivo, ni para ejercer la persecución ni la represión.

Seguiremos cuidando nuestras semillas, el agua, la madre Tierra, nuestras tradiciones y saberes ancestrales y nuestro ser campesino.

Red en Defensa del Maíz: Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca, SC (Unosjo). Desarrollo Económico y Social de los Mexicanos Indígenas AC (Desmi). Asamblea de Defensores Mayas Muuch' Xiínbal. Comité de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Veracruz. Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca. Productorxs Sustentables de la Costa Sur-Sierra de Amula, Jalisco. Colectivo por la Autonomía. Colectivo Xa'aybej. Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas. Ka Kuxtal Much Meyaj, AC. Grupo ETC. GRAIN. Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam).

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Las organizaciones y personas abajo firmantes hacemos un enérgico llamado a los gobiernos municipales, estatales y el gobierno federal, exigiendo:

1. Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos. Sólo así se estaría respetando la libre determinación que supuestamente está consagrada en la Constitución. No aceptamos entonces su llamada “nueva normalidad”, cuando el momento critico de la Pandemia del Covid-19 aun no ha concluido. Es nuestro propio confinamiento, decidido en nuestros términos, lo que ha permitido que muchas comunidades o municipios estemos libres de la pandemia.

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¿De la pandemia del agronegocio quién nos cuida?

Mientras millones de argentinos y argentinas nos quedamos en nuestras casas para preservar nuestra salud ante la pandemia global de coronavirus, el agronegocio continúa regando nuestros territorios con agrotóxicos que comprometen la capacidad de nuestro organismo para hacer frente al virus.

Entre las actividades “esenciales” que el Estado exceptúa de la obligatoriedad de suspender la actividad está “la producción agropecuaria”; sin distinción, como si fuera lo mismo sostener la producción de alimentos que la de commodities de exportación o agrocombustibles.

En paralelo está en curso una enorme operación publicitaria: aprovechando la pandemia las organizaciones del agronegocio se muestran “preocupadas por la salud” de las comunidades y “solidarias”, ofreciendo las mismas máquinas fumigadoras con las que liberan al ambiente sus agrotóxicos para “combatir a los mosquitos trasmisores de dengue” y otras enfermedades. Una nueva mentira, porque además de ser inefectivos para el control del vector generan deriva de los piretroides afectando la biodiversidad y contaminando el ambiente, como quedó demostrado con el estudio científico del Ing. Qco. Marcos Tomasoni (5). También están ofreciendo el uso de mosquitos fumigadores para rociar hipoclorito de sodio como mecanismo para combatir el coronavirus, sin ninguna evidencia científica que respalde la efectividad de esa medida.

¿De la pandemia del agronegocio quién nos cuida?

Mientras millones de argentinos y argentinas nos quedamos en nuestras casas para preservar nuestra salud ante la pandemia global de coronavirus, el agronegocio continúa regando nuestros territorios con agrotóxicos que comprometen la capacidad de nuestro organismo para hacer frente al virus.

Entre las actividades “esenciales” que el Estado exceptúa de la obligatoriedad de suspender la actividad está “la producción agropecuaria”; sin distinción, como si fuera lo mismo sostener la producción de alimentos que la de commodities de exportación o agrocombustibles.

En paralelo está en curso una enorme operación publicitaria: aprovechando la pandemia las organizaciones del agronegocio se muestran “preocupadas por la salud” de las comunidades y “solidarias”, ofreciendo las mismas máquinas fumigadoras con las que liberan al ambiente sus agrotóxicos para “combatir a los mosquitos trasmisores de dengue” y otras enfermedades. Una nueva mentira, porque además de ser inefectivos para el control del vector generan deriva de los piretroides afectando la biodiversidad y contaminando el ambiente, como quedó demostrado con el estudio científico del Ing. Qco. Marcos Tomasoni (5). También están ofreciendo el uso de mosquitos fumigadores para rociar hipoclorito de sodio como mecanismo para combatir el coronavirus, sin ninguna evidencia científica que respalde la efectividad de esa medida.

También ofrecen “silos-bolsa para fabricar ropa de protección para el personal sanitario”, material que se encuentra contaminado con biocidas y debe ser tratado como residuo peligroso conforme la Ley Nacional N° 24.051. Si realmente son solidarios y se preocupan por nuestra salud paren de fumigarnos y cambien a la agroecología.

Durante estos días de aislamiento ha habido “incidentes” con fumigaciones en Santiago del Estero, Buenos Aires, Santa Fé, Entre Ríos o Chaco; en aquellas zonas donde la producción de commodities se realiza parece haber vía libre para fumigar(nos). Esto no es nuevo, es la trágica cotidianeidad de los Pueblos Fumigados de nuestro país, donde se liberan cada año alrededor de 500 millones de kilos/litros de agrotóxicos (1) en miles de formulados comerciales y con principios activos prohibidos en buena parte del mundo sin control alguno, e incumpliendo la Ley General del Ambiente nro 25.675.

Está comprobado científicamente y reconocido por las mismas empresas que elaboran estos agrotóxicos que estas sustancias producen inmunodepresión, irritan las vías respiratorias y gastrointestinales junto a un largo rosario de enfermedades por exposición crónica; lo que las comunidades y la ciencia digna han puesto de manifiesto.

El agronegocio ha cambiado la forma de enfermar y morir en nuestros pueblos (2), y en medio de esta emergencia el Estado no puede seguir mirando para otro lado. Mucho más cuando el efecto inmunodepresivo de los agrotóxicos, científicamente demostrado, pone a la población en una situación de riesgo ante la actual pandemia (3). ¿Cómo puede soportar un virus agresivo una persona en tratamiento por cáncer con todas sus defensas destruidas?

También es impactante saber que este mismo agronegocio sigue destruyendo nuestros bosques. En plena cuarentena organizaciones del Chaco denuncian que “las topadoras trabajan a apenas 8 km de la estación biológica que opera en el Parque Nacional El Impenetrable, lugar donde hace pocos meses se encontró uno de los últimos ejemplares de yaguareté del Chaco. El desmonte afectará 7 mil hectáreas de la estancia La Fidelidad, en la provincia de Formosa” (4)

Es inaceptable que distintos estamentos del Estado acepten estos “generosos ofrecimientos” mientras siguen sin escuchar lo que venimos denunciando hace años. Olvidan además que esta “explosión de solidaridad” viene del sector que hace menos de un mes realizó 4 días de paro agropecuario, acaparando granos y carne, contra el aumento de 3% en los derechos de exportación para grandes productores de soja; hecho que fue repudiado por el campo que produce alimentos y amplias franjas de nuestra población, tanto urbana como rural.

Como dijo Alberto Fernandez “Una economía que cae siempre se levanta. Una vida que se termina no la levantamos más.”. Ojalá esta frase quede sonando fuerte más allá de sofocada la pandemia.

La terrible paradoja, es que existen evidencias a nivel global que vinculan fuertemente al modelo del agronegocio con el surgimiento de las pandemias. En una entrevista reciente el investigador Rob Wallace afirmaba: “El aumento de la aparición de virus está estrechamente relacionado con la producción de alimentos y la rentabilidad de las corporaciones multinacionales. Cualquiera que pretenda comprender por qué los virus se están volviendo más peligrosos debe investigar el modelo industrial de la agricultura y, más específicamente, la producción ganadera. En la actualidad, pocos gobiernos y pocos científicos están preparados para hacerlo. Más bien todo lo contrario.” (6)

La sociedad global debe recoger la experiencia de otras grandes pandemias, como la Peste Negra, donde la avaricia y la acumulación de los señores feudales fue a contramano de las necesidades alimentarias de la población desencadenando aquella gran pandemia. Hoy el Coronavirus vuelve a tener la misma aliada: la malnutrición, ahora junto a inmunodepresores.

Sabemos que toda crisis es una oportunidad. Mientras las organizaciones del agronegocio la usan para lavarse la cara frente a la sociedad a la que envenenan cotidianamente mientras destruyen el ambiente, acaparando recursos y poder; quienes firmamos al pie les pedimos a nuestros gobernantes (una vez más) que defiendan nuestra salud. Y entendemos, como millones en todo el mundo, que es tiempo de cambiar este modelo agropecuario basado en transgénicos y venenos, para impulsar y consolidar a la agroecología como base de un nuevo modelo agropecuario, con tierra y dignidad para las familias productoras rurales y alimentos sanos a precios justos para quienes viven en las ciudades; en fin Soberanía Alimentaria para nuestro pueblo.

Argentina, 31 de marzo de 2020

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Los/as intelectuales y académicos/as abajo firmantes rechazamos el Acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea y exigimos la apertura de un debate democrático e informado

Los/as intelectuales y académicos/as abajo firmantes rechazamos el reciente Acuerdo entre los bloques del Mercosur y la Unión Europea. Queremos manifestar nuestra preocupación sobre el modo en que se ha negociado este acuerdo y sobre los impactos que va a tener sobre diversos ámbitos de la economía y la sociedad argentina y regional. Por eso, además, llamamos a que el tratado no sea ratificado por el Congreso Nacional.

No al Acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea

Los/as intelectuales y académicos/as abajo firmantes rechazamos el reciente Acuerdo entre los bloques del Mercosur y la Unión Europea. Queremos manifestar nuestra preocupación sobre el modo en que se ha negociado este acuerdo y sobre los impactos que va a tener sobre diversos ámbitos de la economía y la sociedad argentina y regional. Por eso, además, llamamos a que el tratado no sea ratificado por el Congreso Nacional.
En particular, señalamos con extrema preocupación que este Acuerdo haya sido negociado en completo secreto, sin abrir la discusión ni escuchar a los diferentes sectores de la sociedad argentina, sean los/as estudiosos/as del tema, los grandes sectores productivos o las organizaciones sociales. Vale la pena recordar que los últimos borradores en negociación fueron conseguidos a través de leaks en noviembre de 2017, y no por los canales oficiales. El secretismo en este tipo de instancias no sólo es peligroso sino contraproducente: atenta contra la capacidad de la ciudadanía de comprender los rasgos más relevantes del acuerdo, a la vez que genera rispideces en el fluir del sistema democrático, que se basa en el diálogo informado de las partes interesadas. Las dudas se potencian cuando se observa que los comunicados oficiales de los gobiernos del Mercosur discrepan alarmantemente con el que publicó la Unión Europea en su página oficial. Sostenemos que no se puede firmar acuerdos internacionales a espaldas de la sociedad. ¿Cuál es el temor de mostrar lo acordado si los resultados son tan buenos para el país y para la región, como insisten las autoridades?
Asimismo, es preocupante la inexistencia de estudios de impacto (productivo, ambiental, laboral, en materia de derechos humanos) antes de la finalización de la negociación. Desde la Cancillería argentina no se presentó ningún estudio que dé cuenta de los supuestos beneficios del acuerdo. Sin los análisis cuantitativos y cualitativos que respalden la entrada a un acuerdo de este tamaño, el hecho termina siendo un acto de fe. Entendemos que este tipo de tratados deben asentarse sobre estudios profundos que puedan mostrar impactos positivos sobre la macroeconomía argentina y sobre la sociedad en general; de modo contrario, se sienta un precedente alarmante ante actuales y futuras negociaciones de acuerdos comerciales con otros países.
Debemos recordar que, aunque se lo denomina un tratado de “libre comercio”, el acuerdo también regula temas tales como los regímenes de patentes y propiedad intelectual, el comercio de servicios, el sector financiero, las indicaciones geográficas y las políticas gubernamentales. Sin dar a conocer el texto, se priva a la sociedad de un instrumento fundamental para la evaluación democrática de un acuerdo que regulará por varias décadas la política nacional y regional.
Entendemos que este tipo de acuerdos que involucran los temas “detrás de las fronteras” (es decir, la capacidad regulatoria de los estados) también tienen un efecto de largo plazo sobre amplios sectores sociales, con impactos específicos en el acceso a los servicios básicos como la salud, la educación o el agua potable, que afectan especialmente a las mujeres y a los sectores más vulnerables de la ciudadanía.
El hecho de que se tratara de una negociación que llevaba 20 años, no convierte su conclusión en un hecho positivo en sí mismo. La forma trabada de esta negociación expresó las tensiones al interior de la economía argentina y también a escala regional del Mercosur. Desde sectores productivos y sociales se denunció en diversas oportunidades que el cierre de este tratado tendría impactos profundos sobre el empleo nacional, sobre las pequeñas y medianas industrias y sobre los trabajadores.
Los estudios de especialistas independientes, en particular de sectores académicos nucleados en las universidades, el CONICET e institutos privados, tienden a mostrar a partir de los borradores salidos a la luz oportunamente, que junto con potenciales beneficios aparecen también enormes riesgos. La forma concreta del tratado debería permitir evitar los segundos. Es muy difícil evaluar si las recomendaciones de los expertos fueron tomadas en cuenta o no al mantenerse oculto el texto.
Al desconocerse el texto, tampoco puede saberse con certeza los procedimientos y las penalidades para salir del acuerdo, en caso de que se comprendiera que este acuerdo, lejos de ser beneficioso, traba el desarrollo y aumenta las desigualdades internas e internacionales. ¿A qué nos estamos exponiendo? ¿Por qué no se expresa esto con claridad?
Por esto, solicitamos a los Diputados y Senadores nacionales que no aprueben este Tratado, que exijan los estudios de impacto pertinentes, que sean realizados por organismos independientes que den cuenta de los efectos del acuerdo tanto sobre los sectores económicos como sobre los derechos humanos, laborales y ambientales en general. Es imprescindible y urgente abrir un debate informado sobre este Acuerdo en particular.

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En particular, señalamos con extrema preocupación que este Acuerdo haya sido negociado en completo secreto, sin abrir la discusión ni escuchar a los diferentes sectores de la sociedad argentina, sean los/as estudiosos/as del tema, los grandes sectores productivos o las organizaciones sociales. Vale la pena recordar que los últimos borradores en negociación fueron conseguidos a través de leaks en noviembre de 2017, y no por los canales oficiales. El secretismo en este tipo de instancias no sólo es peligroso sino contraproducente: atenta contra la capacidad de la ciudadanía de comprender los rasgos más relevantes del acuerdo, a la vez que genera rispideces en el fluir del sistema democrático, que se basa en el diálogo informado de las partes interesadas. Las dudas se potencian cuando se observa que los comunicados oficiales de los gobiernos del Mercosur discrepan alarmantemente con el que publicó la Unión Europea en su página oficial. Sostenemos que no se puede firmar acuerdos internacionales a espaldas de la sociedad. ¿Cuál es el temor de mostrar lo acordado si los resultados son tan buenos para el país y para la región, como insisten las autoridades?

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NO al trigo transgénico en Argentina. ¡No se metan con nuestro pan!

Marzo de 2019

Ningún país del mundo ha aprobado el cultivo de ningún trigo transgénico. En Argentina, la empresa Bioceres y algunos funcionarios quieren dar ese temible paso, incluido el uso del peligroso agrotóxico glufosinato de amonio, sin debatir profundamente con la sociedad. Como organizaciones del pueblo nos expresamos con un rotundo NO y explicamos los peligros que esto implica.

Algunos hitos de este camino han sido:

En 2012 el equipo de la científica Raquel Chan presentaba una tecnología de transgénesis: la HB4i.

En 2013 Bioceres, integrada por empresarios del agronegocio argentino, planteaba sembrar el nuevo trigo en 2015 y afirmaban poder lograr la desregulación para América Latinaii.

En octubre de 2015 lograron las aprobaciones de Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia) y del Servicio de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Senasaiii). Pero no cuenta con el aval del área de Mercados de la Secretaría de Agroindustria.

En 2016 denunciamos la presencia ilegal de trigo transgénico en un cargamento argentino que llegó a Corea del Suriv.

El 16 de noviembre de 2018 Bioceres publicó que “Trigall Genetics SA presentó -en jornadas a campo- el nuevo trigo HB4 tolerante a sequía y al herbicida Prominens”v que tiene como principio activo al agrotóxico glufosinato de amonio.

El conflicto actual es por la aprobación comercial. Un sector del gobierno nacional insiste en no aprobar el trigo transgénico, mientras otros (con el Secretario de Ciencia, Lino Barañao, a la cabeza) buscan la aprobación. En los inicios de 2019 están en pleno lobby: ocupan espacios en medios masivos y hasta lograron reunirse con el presidente Macrivi.

¡Decimos que no al trigo transgénico!

NO al trigo transgénico en Argentina

Por la presente adhiero al siguiente documento

Decimos que no al trigo transgénico

1. Porque multiplicaría el consumo de agrotóxicos.

Los transgénicos de tolerancia a herbicidas (y este trigo lo es) multiplican el consumo de herbicidas. Que los transgénicos no redujeron el consumo de agrotóxicos (como habían prometido) hoy es obvio. Está claro desde hace 20 años. Cualquiera que quiera entender el problema de las malezas resistentes no tiene más que mirar los datos de consumo de herbicidas de la Argentina desde 1996 a la fecha: cuesta encontrar datos oficiales actualizados porque los esconden, pero sabemos que entre 1991 y 2011 el consumo de herbicidas creció 1.279%.

Los productores sumados al paquete de siembra directa están desesperados por las malezas resistentes a herbicidas. Algunos sectores empresarios, funcionarios y del sistema de ciencia y técnica sostienen la mentira de la disminución en el consumo de agrotóxicos por la difusión de variedades transgénicas. Lo hacen aunque saben que para eso tienen que mentir y esconder información, porque todavía hacen negocios millonarios.

Y lo que es más obvio: esos agrotóxicos quedarían como residuos contaminando los granos de trigo y sumarían venenos al pan que comemos cada día.

2. Porque contaminaría todos los trigos

El trigo se autofecunda en un gran porcentaje pero también se cruza con cultivos de cercanía, como sucede también con la soja. Los datos científicos hablan de cruzamientos de entre 1 y el 14%.

Los empresarios y sus aliados nos explican que no tenemos por qué oponernos, que "el que no quiera que no adopte la tecnología". Con fundamentos sólidos podemos afirmar que una vez liberadas las variedades transgénicas en pocos años se van a diseminar por polinización cruzada y por “bolsa blanca”. Si esto sucede vamos a estar expuestos a la locura de que nos contaminen los trigos nacionales y nos puedan denunciar por querer "robarles la tecnología".

3. Porque es parte de la intención de las transnacionales de imponer su ley de semillas

Hoy tenemos un problema grave: ya tiene aprobación de comisiones un proyecto de ley de semillas que busca limitar el uso propio (utilizar semillas de la cosecha anterior). Como sucedió hace unas semanas con la soja Enlist de la multinacional Corteva, las empresas van a usar sus semillas transgénicas para presionar al estado argentino para que apruebe la ley Monsanto/Bayer de semillas.

Si frenamos este trigo ganamos una parte de la disputa. Si frenamos la ley Monsanto/Bayer de semillas no nos van a imponer el trigo, simplemente porque no lo van a querer difundir por no poder cobrar regalías.

4. Porque los objetivos que ellos dicen tener de "mejores productividades" se puede lograr por mejores medios

La producción de trigo puede ser parte de rotaciones de suelos y de manejos mixtos con producción ganadera. El trigo como gramínea incorpora materia orgánica y puede competir muy bien con malezas. También puede ser muy importante para tener cultivos todo el año, lo cual es muy importante en regiones hoy inundadas.

Para las empresas el objetivo es el lucro: hablan de derechos porque suena bien, pero violan sistemáticamente los mismos derechos que dicen defender.

La misma FAO acaba de afirmar que “hemos llegado al límite del paradigma de la revolución verde” y que alcanzar una agricultura sostenible requiere un enfoque integrado. Los transgénicos son hoy la mejor encarnación del paradigma de la "revolución verde" y avanzar hacia enfoques integrados es el principal desafío que hoy tenemos como humanidad.

5. Porque son parte de la destrucción del sistema de ciencia y técnica que dicen defender

Argentina está en un momento histórico en que se profundiza el ataque al sistema científico tecnológico. El gobierno nacional avanzó en recorte presupuestario del sector científico, que incluye la privatización de las universidades públicas.

Más allá de defender lo que hoy tenemos, necesitamos que la ciencia argentina en lo agrario escuche las voces de transformación y apoye los procesos de agroecología y soberanía alimentaria que hoy son un hecho. Además necesitamos ciencia independiente que denuncie el accionar de las empresas de los agronegocios: en lo sanitario, en lo ambiental y en lo económico.

Rechazamos la complicidad del sectores científicos que, bajo el paraguas del Conicet, son socios de las empresas biotecnológicas. Esos académicos tienen responsabilidad en las consecuencias que sus "desarrollos" producen en los territorios (más desmontes y afecciones en salud, entre otros).

6. Porque no queremos consumir alimentos transgénicos

En Argentina no hay etiquetado de transgénicos. Las empresas del agronegocio y las procesadoras tienen muy claro que el pueblo argentino no los quiere, no los elige, y por eso no permiten que se etiqueten los alimentos con transgénicos. Defendemos la libre elección, informada y desde las subjetividades que cada sujeto elija, independientemente de los intereses de los compradores globales y las empresas transnacionales.

La "equivalencia sustancial" (argumento empresario que dice que un transgénico es igual a un alimentos convencional) es un mito creado por los científicos pagados por las corporaciones. Por lo tanto, nada nos garantiza que el pan que comamos sea el mismo que el de un pan hecho con trigo convencional.

7. Porque no confiamos en la tranquilidad que prometen Conabia y Senasa

La Conabia (Comisión Nacional de Biotecnología) recomienda aprobar transgénicos y el Senasa (Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) autoriza el uso de agrotóxicos: son ejemplos de conflictos de interés.

Ambos organismos están controlados por representantes de las empresas que producen y venden transgénicos y agrotóxicos.

8. Porque los transgénicos promueven los monocultivos y éstos degradan los ecosistemas y la soberanía alimentaria.
Supongamos que el trigo transgénico no fuera resistente al glufosinato y se evite el uso de este agrotóxico. La tan publicitada y prometida "resistencia a sequía" se vende como una ventaja para los productores. ¿Es una ventaja que el trigo transgénico reemplace bosques nativos y cultivos de pasturas para ganado? ¿Quiénes tendrían que decidir ese cambio de uso de suelo?
Los transgénicos agrícolas sirven hoy sólo para generar lucro para unos pocos. No son necesarios para garantizar ningún derecho del pueblo.

Para avanzar en las transformaciones necesarias el gobierno nacional tiene hoy en sus manos la Ley de Agricultura Familiar N.º 27.118 y la Declaración de los Derechos Campesinos de la ONU.

9- Porque el trigo transgénico ya fue rechazado en el mundo

A partir del rechazo de diversos sectores vinculados a la comercialización del trigo en América del Norte (como por ejemplo el Consejo Canadiense del Trigo) Monsanto retiro en el año 2004 su trigo resistente al glifosato reconociendo que “como resultado de la revisión de nuestra cartera [de productos] y el diálogo con líderes del sector triguero, admitidos que las oportunidades empresariales del trigo primavera Roundup Ready son menos atractivas en relación con otras prioridades comerciales”.

Es urgente debatir en profundidad qué modelo agropecuario necesitamos como país y expresar nuestro rechazo al trigo transgénico.

NO al trigo transgénico en Argentina

¡No se metan con nuestro pan!

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1- Porque multiplicaría el consumo de agrotóxicos.

Los transgénicos de tolerancia a herbicidas (y este trigo lo es) multiplican el consumo de herbicidas. Que los transgénicos no redujeron el consumo de agrotóxicos (como habían prometido) hoy es obvio. Está claro desde hace 20 años. Cualquiera que quiera entender el problema de las malezas resistentes no tiene más que mirar los datos de consumo de herbicidas de la Argentina desde 1996 a la fecha: cuesta encontrar datos oficiales actualizados porque los esconden, pero sabemos que entre 1991 y 2011 el consumo de herbicidas creció 1.279%vii.

Los productores sumados al paquete de siembra directa están desesperados por las malezas resistentes a herbicidas. Algunos sectores empresarios, funcionarios y del sistema de ciencia y técnica sostienen la mentira de la disminución en el consumo de agrotóxicos por la difusión de variedades transgénicas. Lo hacen aunque saben que para eso tienen que mentir y esconder información, porque todavía hacen negocios millonarios.

Y lo que es más obvio: esos agrotóxicos quedarían como residuos contaminando los granos de trigo y sumarían venenos al pan que comemos cada día.

2- Porque contaminaría todos los trigos.

El trigo se autofecunda en un gran porcentaje pero también se cruza con cultivos de cercanía, como sucede también con la soja. Los datos científicos hablan de cruzamientos de entre 1 y el 14%.

Los empresarios y sus aliados nos explican que no tenemos por qué oponernos, que «el que no quiera que no adopte la tecnología». Con fundamentos sólidos podemos afirmar que una vez liberadas las variedades transgénicas en pocos años se van a diseminar por polinización cruzada y por “bolsa blanca”. Si esto sucede vamos a estar expuestos a la locura de que nos contaminen los trigos nacionales y nos puedan denunciar por querer «robarles la tecnología».

3- Porque es parte de la intención de las transnacionales de imponer su ley de semillas

Hoy tenemos un problema grave: ya tiene aprobación de comisiones un proyecto de ley de semillas que busca limitar el uso propio (utilizar semillas de la cosecha anterior). Como sucedió hace unas semanas con la soja Enlist de la multinacional Corteva, las empresas van a usar sus semillas transgénicas para presionar al estado argentino para que apruebe la ley Monsanto/Bayer de semillas.

Si frenamos este trigo ganamos una parte de la disputa. Si frenamos la ley Monsanto/Bayer de semillas no nos van a imponer el trigo, simplemente porque no lo van a querer difundir por no poder cobrar regalías.

4- Porque los objetivos que ellos dicen tener de «mejores productividades» se puede lograr por mejores medios.

La producción de trigo puede ser parte de rotaciones de suelos y de manejos mixtos con producción ganadera. El trigo como gramínea incorpora materia orgánica y puede competir muy bien con malezas. También puede ser muy importante para tener cultivos todo el año, lo cual es muy importante en regiones hoy inundadas.

Para las empresas el objetivo es el lucro: hablan de derechos porque suena bien, pero violan sistemáticamente los mismos derechos que dicen defender.

La misma FAO acaba de afirmar que “hemos llegado al límite del paradigma de la revolución verde” y que alcanzar una agricultura sostenible requiere un enfoque integradoviii. Los transgénicos son hoy la mejor encarnación del paradigma de la «revolución verde» y avanzar hacia enfoques integrados es el principal desafío que hoy tenemos como humanidad.

5- Porque son parte de la destrucción del sistema de ciencia y técnica que dicen defender.

Argentina está en un momento histórico en que se profundiza el ataque al sistema científico tecnológico. El gobierno nacional avanzó en recorte presupuestario del sector científico, que incluye la privatización de las universidades públicas.

Más allá de defender lo que hoy tenemos, necesitamos que la ciencia argentina en lo agrario escuche las voces de transformación y apoye los procesos de agroecología y soberanía alimentaria que hoy son un hecho. Además necesitamos ciencia independiente que denuncie el accionar de las empresas de los agronegocios: en lo sanitario, en lo ambiental y en lo económico.

Rechazamos la complicidad del sectores científicos que, bajo el paraguas del Conicet, son socios de las empresas biotecnológicas. Esos académicos tienen responsabilidad en las consecuencias que sus «desarrollos» producen en los territorios (más desmontes y afecciones en salud, entre otros).

6- Porque no queremos consumir alimentos transgénicos.

En Argentina no hay etiquetado de transgénicos. Las empresas del agronegocio y las procesadoras tienen muy claro que el pueblo argentino no los quiere, no los elige, y por eso no permiten que se etiqueten los alimentos con transgénicos. Defendemos la libre elección, informada y desde las subjetividades que cada sujeto elija, independientemente de los intereses de los compradores globales y las empresas transnacionales.

La «equivalencia sustancial» (argumento empresario que dice que un transgénico es igual a un alimentos convencional) es un mito creado por los científicos pagados por las corporaciones. Por lo tanto, nada nos garantiza que el pan que comamos sea el mismo que el de un pan hecho con trigo convencional.

7- Porque no confiamos en la tranquilidad que prometen Conabia y Senasa.

La Conabia (Comisión Nacional de Biotecnología) recomienda aprobar transgénicos y el Senasa (Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) autoriza el uso de agrotóxicos: son ejemplos de conflictos de interés.

Ambos organismos están controlados por representantes de las empresas que producen y venden transgénicos y agrotóxicos.

8- Porque los transgénicos promueven los monocultivos y éstos degradan los ecosistemas y la soberanía alimentaria.

Supongamos que el trigo transgénico no fuera resistente al glufosinato y se evite el uso de este agrotóxico. La tan publicitada y prometida «resistencia a sequía» se vende como una ventaja para los productores. ¿Es una ventaja que el trigo transgénico reemplace bosques nativos y cultivos de pasturas para ganado? ¿Quiénes tendrían que decidir ese cambio de uso de suelo?

Los transgénicos agrícolas sirven hoy sólo para generar lucro para unos pocos. No son necesarios para garantizar ningún derecho del pueblo.

Para avanzar en las transformaciones necesarias el gobierno nacional tiene hoy en sus manos la Ley de Agricultura Familiar N.º 27.118 y la Declaración de los Derechos Campesinos de la ONU.

9- Porque el trigo transgénico ya fue rechazado en el mundo.

A partir del rechazo de diversos sectores vinculados a la comercialización del trigo en América del Norte (como por ejemplo el Consejo Canadiense del Trigo) Monsanto retiro en el año 2004 su trigo resistente al glifosato reconociendo que “como resultado de la revisión de nuestra cartera [de productos] y el diálogo con líderes del sector triguero, admitidos que las oportunidades empresariales del trigo primavera Roundup Ready son menos atractivas en relación con otras prioridades comerciales”ix.

Es urgente debatir en profundidad qué modelo agropecuario necesitamos como país y expresar nuestro rechazo al trigo transgénico.

NO al trigo transgénico en Argentina.

¡No se metan con nuestro pan!

Colectivo Agro – Culturas

Contacto: Fernando Frank, fmfrank@hotmail.com

Primeras adhesiones

RENACE, Red Nacional de Acción Ecologista

Museo del Hambre

Ecología Política del Sur (Citca-Conicet)

Coordinadora provincial por una vida sin agrotóxicos en Entre Ríos: Basta es Basta!

Multisectorial paren de Fumigarnos de Santa Fe

Seminario sobre el Derecho a la Alimentación Adecuada de la Facultad de Derecho de la UBA

Huerquen comunicaciones

Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT)

Asociación Amigos del Lago de Palermo

Acción por la Biodiversidad

Ambiente Mar

Asociación contra la Contaminación Ambiental

Asociación Ecológica de Lanús (A.E.L)

Bios Argentina

Colectivo El Parque no se vende

Colectivo Tinta Verde

Ecología y crecimiento con Organización Solidaria (ECOS)

Fundación Uñopatun

ONG Unidos por la Vida y el Medio Ambiente

Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH)

Eco Sitio

Foro Ecologista de Paraná

Federación Argentina de Espeleología (FAdE)

Fundación Cullunche

Asociación Ambientalista Piuké

Sociedad Ecológica Regional (SER)

Centro de Protección a la Naturaleza (CeProNat)

Centro Ecologista Renacer

Muyuqui

Pro Eco Grupo Ecologista

GRAIN

Notas.

i https://www.conicet.gov.ar/una-tecnologia-contra-la-sequia-que-trasciende-fronteras/

ii https://www.cronista.com/negocios/La-local-Bioceres-planea-lanzar-la-primera-semilla-de-trigo-transgenica-del-mundo-20130515-0035.html

iii https://www.conicet.gov.ar/una-tecnologia-contra-la-sequia-que-trasciende-fronteras/

iv http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Argentina_No_se_metan_con_nuestro_pan

v http://www.bioceres.com.ar/el-trigo-tolerante-a-sequia-ya-es-una-realidad/

vi https://www.clarin.com/economia/economia/gen-resistencia-sequia-divide-aguas-gabinete-macri_0_jTDRowhJt.html

vii https://inta.gob.ar/sites/default/files/script-tmp-inta-_economa_y_desarrollo_agroind-_boletin1-2.pdf

viii http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/FAO-Alcanzar-una-agricultura-sostenible-requiere-un-enfoque-integrado

ix https://elpais.com/sociedad/2004/05/11/actualidad/1084226403_850215.html

Justicia para los pueblos indígenas y los bosques de la Amazonía brasileña

– Foto por EPA.

En Costa Rica decimos ¡Presentes!

Expresamos nuestra tristeza y preocupación por lo que está sucediendo en Brasil. El gobierno de Bolsonaro viene implementando una serie de medidas que atentan contra los Derechos Humanos de las poblaciones más vulnerables en muchas áreas, y en particular hoy significa una amenaza para los derechos de los pueblos indígenas y sus territorios, una amenaza que perjudica también la integridad y equilibrios de los ecosistemas en la Amazonía y en toda la extensión de la Madre Tierra.

Justicia para los pueblos indígenas y los bosques de la Amazonía brasileña

Expresamos nuestra tristeza y preocupación por lo que está sucediendo en Brasil. El gobierno de Bolsonaro viene implementando una serie de medidas que atentan contra los Derechos Humanos de las poblaciones más vulnerables en muchas áreas, y en particular hoy significa una amenaza para los derechos de los pueblos indígenas y sus territorios, una amenaza que perjudica también la integridad y equilibrios de los ecosistemas en la Amazonía y en toda la extensión de la Madre Tierra.

Como personas y organizaciones costarricenses respetuosas de los Derechos Humanos, cuidadoras de la naturaleza y la red de la vida, desde el corazón y la conciencia nos manifestamos PRESENTES para SUMARNOS a las voces y sentires del mundo que piden JUSTICIA y PAZ para los pueblos indígenas y bosques de la Amazonía Brasileña.

Expresamos nuestra solidaridad con los hombres y mujeres indígenas de Brasil que están siendo tremendamente violentados en sus derechos. Les enviamos fuerza, protección y espíritu de unidad.

Somos concientes de los efectos nefastos para el mundo y el planeta que tiene la privatización de las tierras de la Amazonía para objetivos económicos extractivistas (minería, hidroeléctricas) y que conllevan a la expulsión y control de sus habitantes originarios indígenas y la mayor amenaza a la red de la vida ancestral (tierra, agua, aire, reino vegetal, animal y mineral) experimentada en estos territorios. El bosque es un ser vivo, y la vida de los bosques tiene un vínculo indisoluble con la vida de las comunidades humanas que habitan en ellos. El reino vegetal en el planeta conforma su propia red interconectada. Nuestros jardines sufren la destrucción del bosque Amazónico aunque nos separen más de 2,500 kms. ¡Con la apatía y desatención del colectivo humano frente a la destrucción de los bosques, permitimos que se altere aún más esta sagrada red vegetal que sostiene entrelazadas a las otras formas de vida, incluyendo la humana!!

Al tiempo que hoy en Brasil se violenta, maltrata y despoja a familias indígenas de la Amazonía, se talan sus montañas y contaminan sus aguas, hoy en el mundo muchas personas estamos dispuestas a colocar luz, amor y pedido de justicia. Hoy reconocemos la resistencia vital que siguen sosteniendo los pueblos indígenas de Brasil, y levantamos una bandera de solidaridad. En Costa Rica decimos: ¡¡¡presentes!!!

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Como personas y organizaciones costarricenses respetuosas de los Derechos Humanos, cuidadoras de la naturaleza y la red de la vida, desde el corazón y la conciencia nos manifestamos PRESENTES para SUMARNOS a las voces y sentires del mundo que piden JUSTICIA y PAZ para los pueblos indígenas y bosques de la Amazonía Brasileña.

Expresamos nuestra solidaridad con los hombres y mujeres indígenas de Brasil que están siendo tremendamente violentados en sus derechos. Les enviamos fuerza, protección y espíritu de unidad.

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