El 11 de mayo de 2022 el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a través de la Resolución 27/2022 de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional, autorizó a la empresa titular del trigo HB4 a comercializar semillas, productos y subproductos de esta, y de toda la progenie derivada del cruzamiento de este material y otros trigos no transgénicos. Así, Argentina se convierte en el primer país del mundo en aprobar un trigo transgénico. Estamos cada vez más cerca de consumir alimentos elaborados con esta harina.
La firma de esta resolución se da en el contexto de aprobación de la importación de harina y derivados de trigo transgénico, en Brasil, Australia y Nueva Zelanda, y la aprobación en China de la soja HB4.
El trigo transgénico autorizado es denominado HB4 (trigo IND-ØØ412-7) y presenta dos características: resistencia a la sequía y tolerancia al herbicida glufosinato de amonio.
El contexto de crisis climática, pandemia y conflicto armado en Ucrania es usado como excusa para avanzar con esta liberación comercial. La propuesta de solución de problemas productivos no es consistente, especialmente si tenemos en cuenta los muy malos rendimientos que tuvo el trigo HB4 en 2021, publicados en un informe del INASE (Instituto Nacional de Semillas)
Esta autorización significa un avance del agronegocio sobre la alimentación y la agricultura de nuestros pueblos. Viene de la mano de la presión para la modificación de la ley de semillas, como lo han manifestado el Ministro Julián Domínguez y representantes de la empresa Bioceres, en el sentido de la privatización. No vamos a aceptar esas presiones. Nuestra obligación, una vez más, es denunciar y resistir estos intentos privatizadores, por todas las vías posibles.
Presentamos una breve síntesis de los motivos del rechazo a este trigo transgénico desde las muchas vertientes que nos obligan a decir ¡Con nuestro pan NO!
*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email. Cada una de las adhesiones será enviada en forma de petición al Ministro Julián Domínguez para que se entere que no queremos ni necesitamos el trigo HB4.
Enviale esta carta a los directivos de la empresa Havanna para que den marcha atrás al acuerdo con Bioceres por el trigo HB4 resistente a glufosinato de amonio.
Después de una semana de que la campaña #ChauHavanna sea conversación en redes sociales, medios y mesas argentinas, queremos acercarles una reflexión.
Compartimos el contexto global con ustedes: estamos en emergencia climática y ecológica, y el sistema agroalimentario debe rediseñarse a este contexto. Están en lo correcto cuando dicen que la ciudadanía demanda cada vez más, alimentos que consideren prácticas amigables y regenerativas con el ambiente. ¡Acá estamos!
Ahora, si su preocupación realmente es esta, lamentamos decirles que la evidencia empírica en nuestro país demuestra que los transgénicos con tolerancia a plaguicidas NO son la solución. Desde que apareció en 1996 la soja transgénica tolerante al Glifosato y posteriormente el maíz transgénico, el consumo de plaguicidas pasó de 30 millones de litros a 500 millones de litros en la actualidad. A su vez, se deforestaron más de 10 millones de hectáreas de bosque nativo.
Queridos productores del alfajor insignia de nuestro país, los y las ciudadanas, los y las consumidores de toda la vida del alfajor con dulce de leche que ustedes producen, les decimos que por acá NO es el camino.
Pero no se preocupen. Hay otro camino posible y factible.
Un sistema de producción que regenera y capta carbono en los suelos, que no usa plaguicidas y que produce alimentos saludables y nutritivos.
La agroecología.
Les preguntamos entonces: si están realmente preocupados por el ambiente, en vez de promover un trigo tolerante al glufosinato de amonio que nadie quiere, ¿por qué no promueven el cultivo de un trigo sin plaguicidas, como vienen demostrando miles de agricultores agroecológicos en Argentina y en el mundo?
Hay muchas historias exitosas de productores y productoras de trigo agroecológico en nuestro país que esperemos les ayuden a reconsiderar esta decisión.
En el municipio de Guaminí se cultivan más de 5000 hectáreas de cultivos agroecológicos, en donde el trigo agroecológico es molido en harina para el pueblo.
Los sectores de poder en el terreno de la energía y el agronegocio disputan en estos momentos la renta que proviene de la producción de agrocombustibles a partir del próximo vencimiento de la Ley vigente en el mes de mayo. Así es que los sectores del agronegocio proponen que la Ley sea prorrogada hasta el año 2024; mientras que el sector petrolero impulsa una nueva ley que les otorgue mayor participación en este negocio multimillonario.
Desde varias provincias argentinas ligadas a los intereses del agronegocio se está presionando para que el 25 de marzo se trate la prórroga de esta ley.
Las organizaciones firmantes nos oponemos a dicha prórroga o la aprobación de una nueva ley pues la misma será un incentivo más para que continúe profundizándose el modelo de agronegocio que tanto daño ha causado las últimas décadas.
*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email.
No a la prórroga ni a una nueva Ley de promoción de “biocombustibles”
Somos más de 30 mil pequeños y medianos productores familiares que no aparecemos en las estadísticas comerciales porque suelen medir sólo mercancías y capital y no ciudadanos y alimentos. No somos de Subsistencia, sino de Resistencia a las sucesivas políticas orientadas a profundizar la concentración económica y expulsión de los de menor escala, que se vienen aplicando casi sin interrupción en los últimos 44 años.
La factibilidad de criar cerdos en condiciones de bienestar animal y con respeto del ambiente, es una ventaja que solo tenemos los criaderos de pequeña y mediana escala y eso nos permitiría obtener el tipo de producto diferenciado de la carne de megagranjas porcinas que los consumidores del mundo están desconfiando cada día más y que en un plazo no muy lejano se dejará de consumir, a pesar de su precio “barato”.
Para poner en marcha toda esta potencialidad se necesita crear un Programa Nacional de Promoción de la Producción Porcina (PNPPP) y en simultáneo estructurar un Ente Argentino para la Comercialización de la Carne Porcina (EACCP) que genere las condiciones logísticas, financieras y técnicas para impulsar la producción y exportación, hacer acuerdos comerciales con otros países y hacerse cargo de la comercialización exterior del producto.
Leé la propuesta completa en LEER LA PETICIÓN y apoyanos con tu firma* en:
Propuestas para una producción porcina sustentable: no a las megagranjas para China
*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email.
La actual pandemia por Covid-19 que tiene en vilo a toda la humanidad está estrechamente vinculada a cuestiones socioambientales y productivas, que están invisibilizadas. Al igual que ocurrió con el ébola, la gripe aviar y la porcina, el SARS y otras zoonosis, se trata de un virus que emergió por alguna de estas causas: hacinar animales para su cría industrial y/o su venta, y desintegrar ecosistemas acercando a las especies entre sí.
En los criaderos industriales, los animales son sometidos a aplicaciones de una cantidad de antibióticos y antivirales para prevenir las enfermedades y engordarlos rápidamente. Por ende, estos centros industriales se convierten en un caldo de cultivo de virus y bacterias resistentes. Una vez que un microorganismo muta, se fortalece y puede provocar nuevas infecciones con daños incalculables. Como consecuencia, hay que tomar medidas como el confinamiento de una gran parte de la población mundial o la matanza de miles de millones de animales.
No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias
*En caso de firmar como organización, les pedimos que en nombre y apellido coloquen un guión (-) y solo completen el casillero de organización y email.
Dos años atrás China sufrió un fuerte brote de Peste Porcina Africana (PPA). Este virus -G4 EA H1N1-, altamente contagioso, afecta a los cerdos alterando de muchas formas su vitalidad. Para evitar su propagación en ese país, se estima que se habrían sacrificado aproximadamente entre 180 y 250 millones de cerdos (de modos sumamente crueles como quemarlos o enterrarlos vivos), lo que disminuyó la producción entre un 20% y 50 %.
Hace poco tiempo, la revista científica PNAS publicó sobre el potencial pandémico actual de la gripe Porcina, y su peligrosidad fue advertida también por la Organización Mundial de la Salud: el G4 EA H1N1 podría mutar y resultar infeccioso para los humanos
Erradicar la Gripe Porcina y a la vez garantizar a su población el consumo de esa carne es una preocupación para China. Para alcanzar sus objetivos el gobierno de ese país autorizó a muchas de sus empresas a invertir en otros territorios, y a aumentar las importaciones de carne de cerdo (si bien no fue oficializado en qué cifra, se estima que será al menos un 75% más para este año).
«Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos«
Alto al extractivismo, la militarización y el despojo de nuestros territorios aprovechando la contingencia y sin ella
Las organizaciones y personas abajo firmantes hacemos un enérgico llamado a los gobiernos municipales, estatales y el gobierno federal, exigiendo:
1. Que se garantice el derecho de los pueblos originarios, comunidades y organizaciones a estar o permanecer en aislamiento y determinar cuándo debe ser el regreso a las actividades incluidas las escolares y los conminamos a que no sea solamente la valoración de gente de fuera de las comunidades o municipios la que decida que se deben abrir. Eso debe determinarlo una valoración que tome en cuenta las condiciones de asedio reales que sufren los pueblos. Sólo así se estaría respetando la libre determinación que supuestamente está consagrada en la Constitución. No aceptamos entonces su llamada “nueva normalidad”, cuando el momento critico de la Pandemia del Covid-19 aun no ha concluido. Es nuestro propio confinamiento, decidido en nuestros términos, lo que ha permitido que muchas comunidades o municipios estemos libres de la pandemia.
Mientras millones de argentinos y argentinas nos quedamos en nuestras casas para preservar nuestra salud ante la pandemia global de coronavirus, el agronegocio continúa regando nuestros territorios con agrotóxicosque comprometen la capacidad de nuestro organismo para hacer frente al virus.
Entre las actividades “esenciales” que el Estado exceptúa de la obligatoriedad de suspender la actividad está “la producción agropecuaria”; sin distinción, como si fuera lo mismo sostener la producción de alimentos que la de commodities de exportación o agrocombustibles.
En paralelo está en curso una enorme operación publicitaria: aprovechando la pandemia las organizaciones del agronegocio se muestran “preocupadas por la salud” de las comunidades y “solidarias”, ofreciendo las mismas máquinas fumigadoras con las que liberan al ambiente sus agrotóxicos para “combatir a los mosquitos trasmisores de dengue” y otras enfermedades. Una nueva mentira, porque además de ser inefectivos para el control del vector generan deriva de los piretroides afectando la biodiversidad y contaminando el ambiente, como quedó demostrado con el estudio científico del Ing. Qco. Marcos Tomasoni (5). También están ofreciendo el uso de mosquitos fumigadores para rociar hipoclorito de sodio como mecanismo para combatir el coronavirus, sin ninguna evidencia científica que respalde la efectividad de esa medida.
Los/as intelectuales y académicos/as abajo firmantes rechazamos el reciente Acuerdo entre los bloques del Mercosur y la Unión Europea. Queremos manifestar nuestra preocupación sobre el modo en que se ha negociado este acuerdo y sobre los impactos que va a tener sobre diversos ámbitos de la economía y la sociedad argentina y regional. Por eso, además, llamamos a que el tratado no sea ratificado por el Congreso Nacional.
No al Acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea
En particular, señalamos con extrema preocupación que este Acuerdo haya sido negociado en completo secreto, sin abrir la discusión ni escuchar a los diferentes sectores de la sociedad argentina, sean los/as estudiosos/as del tema, los grandes sectores productivos o las organizaciones sociales. Vale la pena recordar que los últimos borradores en negociación fueron conseguidos a través de leaks en noviembre de 2017, y no por los canales oficiales. El secretismo en este tipo de instancias no sólo es peligroso sino contraproducente: atenta contra la capacidad de la ciudadanía de comprender los rasgos más relevantes del acuerdo, a la vez que genera rispideces en el fluir del sistema democrático, que se basa en el diálogo informado de las partes interesadas. Las dudas se potencian cuando se observa que los comunicados oficiales de los gobiernos del Mercosur discrepan alarmantemente con el que publicó la Unión Europea en su página oficial. Sostenemos que no se puede firmar acuerdos internacionales a espaldas de la sociedad. ¿Cuál es el temor de mostrar lo acordado si los resultados son tan buenos para el país y para la región, como insisten las autoridades?
Ningún país del mundo ha aprobado el cultivo de ningún trigo transgénico. En Argentina, la empresa Bioceres y algunos funcionarios quieren dar ese temible paso, incluido el uso del peligroso agrotóxico glufosinato de amonio, sin debatir profundamente con la sociedad. Como organizaciones del pueblo nos expresamos con un rotundo NO y explicamos los peligros que esto implica.
Algunos hitos de este camino han sido:
En 2012 el equipo de la científica Raquel Chan presentaba una tecnología de transgénesis: la HB4i.
En 2013 Bioceres, integrada por empresarios del agronegocio argentino, planteaba sembrar el nuevo trigo en 2015 y afirmaban poder lograr la desregulación para América Latinaii.
En octubre de 2015 lograron las aprobaciones de Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia) y del Servicio de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Senasaiii). Pero no cuenta con el aval del área de Mercados de la Secretaría de Agroindustria.
En 2016 denunciamos la presencia ilegal de trigo transgénico en un cargamento argentino que llegó a Corea del Suriv.
El 16 de noviembre de 2018 Bioceres publicó que “Trigall Genetics SA presentó -en jornadas a campo- el nuevo trigo HB4 tolerante a sequía y al herbicida Prominens”v que tiene como principio activo al agrotóxico glufosinato de amonio.
El conflicto actual es por la aprobación comercial. Un sector del gobierno nacional insiste en no aprobar el trigo transgénico, mientras otros (con el Secretario de Ciencia, Lino Barañao, a la cabeza) buscan la aprobación. En los inicios de 2019 están en pleno lobby: ocupan espacios en medios masivos y hasta lograron reunirse con el presidente Macrivi.
1- Porque multiplicaría el consumo de agrotóxicos.
Los transgénicos de tolerancia a herbicidas (y este trigo lo es) multiplican el consumo de herbicidas. Que los transgénicos no redujeron el consumo de agrotóxicos (como habían prometido) hoy es obvio. Está claro desde hace 20 años. Cualquiera que quiera entender el problema de las malezas resistentes no tiene más que mirar los datos de consumo de herbicidas de la Argentina desde 1996 a la fecha: cuesta encontrar datos oficiales actualizados porque los esconden, pero sabemos que entre 1991 y 2011 el consumo de herbicidas creció 1.279%vii.
Los productores sumados al paquete de siembra directa están desesperados por las malezas resistentes a herbicidas. Algunos sectores empresarios, funcionarios y del sistema de ciencia y técnica sostienen la mentira de la disminución en el consumo de agrotóxicos por la difusión de variedades transgénicas. Lo hacen aunque saben que para eso tienen que mentir y esconder información, porque todavía hacen negocios millonarios.
Y lo que es más obvio: esos agrotóxicos quedarían como residuos contaminando los granos de trigo y sumarían venenos al pan que comemos cada día.
2- Porque contaminaría todos los trigos.
El trigo se autofecunda en un gran porcentaje pero también se cruza con cultivos de cercanía, como sucede también con la soja. Los datos científicos hablan de cruzamientos de entre 1 y el 14%.
Los empresarios y sus aliados nos explican que no tenemos por qué oponernos, que «el que no quiera que no adopte la tecnología». Con fundamentos sólidos podemos afirmar que una vez liberadas las variedades transgénicas en pocos años se van a diseminar por polinización cruzada y por “bolsa blanca”. Si esto sucede vamos a estar expuestos a la locura de que nos contaminen los trigos nacionales y nos puedan denunciar por querer «robarles la tecnología».
3- Porque es parte de la intención de las transnacionales de imponer su ley de semillas
Hoy tenemos un problema grave: ya tiene aprobación de comisiones un proyecto de ley de semillas que busca limitar el uso propio (utilizar semillas de la cosecha anterior). Como sucedió hace unas semanas con la soja Enlist de la multinacional Corteva, las empresas van a usar sus semillas transgénicas para presionar al estado argentino para que apruebe la ley Monsanto/Bayer de semillas.
Si frenamos este trigo ganamos una parte de la disputa. Si frenamos la ley Monsanto/Bayer de semillas no nos van a imponer el trigo, simplemente porque no lo van a querer difundir por no poder cobrar regalías.
4- Porque los objetivos que ellos dicen tener de «mejores productividades» se puede lograr por mejores medios.
La producción de trigo puede ser parte de rotaciones de suelos y de manejos mixtos con producción ganadera. El trigo como gramínea incorpora materia orgánica y puede competir muy bien con malezas. También puede ser muy importante para tener cultivos todo el año, lo cual es muy importante en regiones hoy inundadas.
Para las empresas el objetivo es el lucro: hablan de derechos porque suena bien, pero violan sistemáticamente los mismos derechos que dicen defender.
La misma FAO acaba de afirmar que “hemos llegado al límite del paradigma de la revolución verde” y que alcanzar una agricultura sostenible requiere un enfoque integradoviii. Los transgénicos son hoy la mejor encarnación del paradigma de la «revolución verde» y avanzar hacia enfoques integrados es el principal desafío que hoy tenemos como humanidad.
5- Porque son parte de la destrucción del sistema de ciencia y técnica que dicen defender.
Argentina está en un momento histórico en que se profundiza el ataque al sistema científico tecnológico. El gobierno nacional avanzó en recorte presupuestario del sector científico, que incluye la privatización de las universidades públicas.
Más allá de defender lo que hoy tenemos, necesitamos que la ciencia argentina en lo agrario escuche las voces de transformación y apoye los procesos de agroecología y soberanía alimentaria que hoy son un hecho. Además necesitamos ciencia independiente que denuncie el accionar de las empresas de los agronegocios: en lo sanitario, en lo ambiental y en lo económico.
Rechazamos la complicidad del sectores científicos que, bajo el paraguas del Conicet, son socios de las empresas biotecnológicas. Esos académicos tienen responsabilidad en las consecuencias que sus «desarrollos» producen en los territorios (más desmontes y afecciones en salud, entre otros).
6- Porque no queremos consumir alimentos transgénicos.
En Argentina no hay etiquetado de transgénicos. Las empresas del agronegocio y las procesadoras tienen muy claro que el pueblo argentino no los quiere, no los elige, y por eso no permiten que se etiqueten los alimentos con transgénicos. Defendemos la libre elección, informada y desde las subjetividades que cada sujeto elija, independientemente de los intereses de los compradores globales y las empresas transnacionales.
La «equivalencia sustancial» (argumento empresario que dice que un transgénico es igual a un alimentos convencional) es un mito creado por los científicos pagados por las corporaciones. Por lo tanto, nada nos garantiza que el pan que comamos sea el mismo que el de un pan hecho con trigo convencional.
7- Porque no confiamos en la tranquilidad que prometen Conabia y Senasa.
La Conabia (Comisión Nacional de Biotecnología) recomienda aprobar transgénicos y el Senasa (Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) autoriza el uso de agrotóxicos: son ejemplos de conflictos de interés.
Ambos organismos están controlados por representantes de las empresas que producen y venden transgénicos y agrotóxicos.
8- Porque los transgénicos promueven los monocultivos y éstos degradan los ecosistemas y la soberanía alimentaria.
Supongamos que el trigo transgénico no fuera resistente al glufosinato y se evite el uso de este agrotóxico. La tan publicitada y prometida «resistencia a sequía» se vende como una ventaja para los productores. ¿Es una ventaja que el trigo transgénico reemplace bosques nativos y cultivos de pasturas para ganado? ¿Quiénes tendrían que decidir ese cambio de uso de suelo?
Los transgénicos agrícolas sirven hoy sólo para generar lucro para unos pocos. No son necesarios para garantizar ningún derecho del pueblo.
Para avanzar en las transformaciones necesarias el gobierno nacional tiene hoy en sus manos la Ley de Agricultura Familiar N.º 27.118 y la Declaración de los Derechos Campesinos de la ONU.
9- Porque el trigo transgénico ya fue rechazado en el mundo.
A partir del rechazo de diversos sectores vinculados a la comercialización del trigo en América del Norte (como por ejemplo el Consejo Canadiense del Trigo) Monsanto retiro en el año 2004 su trigo resistente al glifosato reconociendo que “como resultado de la revisión de nuestra cartera [de productos] y el diálogo con líderes del sector triguero, admitidos que las oportunidades empresariales del trigo primavera Roundup Ready son menos atractivas en relación con otras prioridades comerciales”ix.
Es urgente debatir en profundidad qué modelo agropecuario necesitamos como país y expresar nuestro rechazo al trigo transgénico.
Expresamos nuestra tristeza y preocupación por lo que está sucediendo en Brasil. El gobierno de Bolsonaro viene implementando una serie de medidas que atentan contra los Derechos Humanos de las poblaciones más vulnerables en muchas áreas, y en particular hoy significa una amenaza para los derechos de los pueblos indígenas y sus territorios, una amenaza que perjudica también la integridad y equilibrios de los ecosistemas en la Amazonía y en toda la extensión de la Madre Tierra.
Justicia para los pueblos indígenas y los bosques de la Amazonía brasileña
Como personas y organizaciones costarricenses respetuosas de los Derechos Humanos, cuidadoras de la naturaleza y la red de la vida, desde el corazón y la conciencia nos manifestamos PRESENTES para SUMARNOS a las voces y sentires del mundo que piden JUSTICIA y PAZ para los pueblos indígenas y bosques de la Amazonía Brasileña.
Expresamos nuestra solidaridad con los hombres y mujeres indígenas de Brasil que están siendo tremendamente violentados en sus derechos. Les enviamos fuerza, protección y espíritu de unidad.